Search This Blog

Wednesday 13 November 2013

Principales desafíos y retos para el crecimiento de las Pymes en Latinoamérica.



empre
 
 
La importancia de las empresas pequeñas y medianas (PyMEs) en las economías latinoamericanas ha sido objeto de numerosos estudios de investigación. Representan más del 90% de las empresas de la región y, en particular, se destaca la fuerte incidencia que tienen en la provisión de fuentes de trabajo, por lo que conforman la base fundamental de la estructura del tejido social.
Es por ello que –prácticamente- todos los países de la región procuran articular políticas, planes y programas que hagan foco en la competitividad y productividad de las Pymes. No obstante ello, el diferencial de productividad que existe entre las Pymes y las grandes empresas resulta ser mucho mayor en Latinoamérica que la existente en los países desarrollados.
Este fenómeno puede ser observado de dos maneras diferentes, que conforman dos caras de una misma moneda: Las Pymes latinoamericanas se ven obligadas a enfrentar un sinnúmero de dificultades y obstáculos extra, que sus congéneres de los países desarrollados no tienen que afrontar. La otra forma de verlo, es que nuestras Pymes todavía presentan un potencial de desarrollo que, si se sabe aprovechar, hará que se amplíen las oportunidades de crecimiento para toda la región.


SUPERANDO OBSTÁCULOS + DETECTANDO OPORTUNIDADES Y AMENAZAS.
Los principales obstáculos para el crecimiento de las Pymes en la región son: el acceso al financiamiento a mediano y largo plazo, las regulaciones a la actividad económica, el costo de la energía y el costo creciente del m2 en las grandes urbes. Pero, sin lugar a dudas, la mayor preocupación radica en la capacidad para conseguir y retener a empleados cualificados, a un costo competitivo.
Los empresarios latinoamericanos coinciden en que el factor a desarrollar de mayor competitividad en la región se encuentra en la profesionalización de los recursos humanos, y no se equivocan: los grandes capitales de inversión en América Latina se han radicado en los países en los que existe la mejor calidad de mano de obra.
La principal barrera que tienen las PyMEs a nivel Latinoamérica es la de poder contar con personal calificado, capacitado e idóneo. Las Pymes pierden estos recursos en manos de empresas más grandes, que cuentan con más posibilidades de otorgar mayores salarios y beneficios.
En segundo tema que más preocupa a los empresarios es la falta de oportunidades de financiamiento a un costo competitivo, por lo que monitorear diariamente y con precisión el cash-flow y el capital de trabajo se torna una cuestión de supervivencia. Cuando los clientes solicitan comprar a crédito y con plazos más largos, las empresas incursionan en problemas financieros debido a la falta de liquidez. Operar con un reducido volumen de negocios los obliga a comprar a precios relativamente altos y a vender -con escaso margen- a precios relativamente bajos. Como consecuencia de ello, se ven en la imposibilidad de acumular excedentes reinvertibles, por lo que en la mayoría de los casos, reproducen precariamente sus existencias, remunerando de la misma manera a sus trabajadores. Podemos observar entonces que todos estos factores es encuentran íntimamente interrelacionados y que todos ellos atentan contra su crecimiento.
Asimismo, la inestabilidad política, sumado a la falta de reglas de juego claras por parte de los principales actores económicos, dificultan la formulación de planes a mediano y largo plazo en las empresas y esto afecta severamente las decisiones de inversión.
Por otra parte, el exceso de regulaciones a la actividad económica, las trabas burocráticas, la asfixiante presión tributaria, una legislación laboral todavía deficiente, la corrupción, el retraso en la adecuación de la infraestructura y las prácticas de las empresas del denominado “sector informal” (léase: competencia desleal) completan el panorama.
Las Pymes tienen un importante potencial para desarrollar su competitividad.
Sólo el 30% de las empresas familiares sobreviven el traspaso a la segunda generación y apenas el 15% logra pasar a la tercera generación. La mayor parte de los modelos de negocio tradicionales de las pymes están en franco retroceso, debido principalmente a los cambios de paradigmas que impulsan la globalización y el avance de las tecnologías de la comunicación/información.
Para incrementar entonces la competitividad de las pymes, resulta imprescindible contemplar dos aspectos claves del cambio: disponer de fuerza laboral calificada y adoptar tecnologías de la información.
A diferencia de las grandes empresas, que poseen mayoritariamente cuadros profesionalizados, la incorporación de herramientas y tecnologías de Business Intelligence en las Pymes resulta -a todas luces- un territorio prácticamente inexplorado para la gran mayoría de las empresas (y un excelente nicho de consultoría para incursionar). Pareciera que existe la creencia generalizada de que estas prácticas sólo corresponden a las grandes empresas o que están reservadas a entornos altamente profesionalizados. Cualquier empresario pyme -medianamente informado- conoce las bondades de estas herramientas y desearía -sin lugar a dudas- implementarlas en su empresa, pero por algún motivo, lo posterga por las que considera otras prioridades, tal vez, porque lo estima tan inalcanzable -en costo y complejidad- como lo sería instalar un sistema SAP. Lejos de este prejuicio, la realidad indica que en la era de la híper-conectividad y de la transferencia de información, prácticamente cualquier tipo de conocimiento se encuentra al alcance de quien posea la inquietud necesaria, por lo que cualquier Ceo de una Pyme, con habilidades para el bootstrapping, puede aplicarlas en su empresa.
La nube o la tecnología Cloud Computing ha hecho posible, entre muchos otros méritos, que la Inteligencia de negocios o Business Intelligence (BI), anteriormente arma únicamente disponible en el arsenal de las grandes empresas por ser muy cara y compleja, pueda ser una herramienta accesible para las pymes.
Esto es debido, principalmente, a que gracias a internet y las nuevas tecnologías, los softwares de BI Cloud Computing no necesitan inversión en hardware, ni software, ni licencias, lo que encarecía enormemente los Business Intelligence tradicionales. Por eso, hay muchas pequeñas y medianas empresas que pueden implantar su sistema de inteligencia de negocios, ya que, toda empresa, independientemente de su tamaño, precisa ser gestionada y tomar decisiones con respecto a sus ventas, compras, finanzas, etc. Además, los gastos excesivos de tener un Data Warehouse o servidor de almacenamiento de datos propios, se ahorran gracias a tenerlo en la nube, con la máxima seguridad.

Por otra parte y respecto del nivel de adopción de nuevas tecnologías, podemos decir que las Pymes recién ahora están empezando utilizar las redes sociales. Este medio les permite estar más cerca de sus clientes y proveedores y realizar campañas de ofertas. Las Pymes están descubriendo un nuevo canal para hacer negocios, en el cual se pueden poner al mismo nivel que el de una gran empresa.
El mercado latinoamericano está experimentando una curva de aprendizaje muy aguda en relación a la educación de sus consumidores, impulsado –principalmente- por el e-commerce. El consumidor se encuentra cada vez más informado y elige apartarse de la compra emocional o impulsiva, procurando adueñarse de sus propias decisiones en la web. Busca más, compara más y efectúa mejores decisiones de compra. Resulta precisamente en este medio en donde las pymes se encuentran en igualdad de condiciones de oferta respecto de las grandes empresas. Antes de la web, las grandes empresas se encontraban muy cómodas y estaban acostumbradas a gastar cuantiosas fortunas en los medios tradicionales para ahuyentar la aparición de nuevos competidores. Hoy, la web está emparejando la balanza a favor de las pymes y esto está empezando a ser un motivo de gran preocupación para los Ceos de las grandes empresas.
Asimismo, también podemos destacar que el avance de las tecnologías de la información genera un clima de negocios favorable para su apertura al comercio global, lo que le permite acceder a mercados que resultaban inimaginables años atrás. La perspectiva positiva respecto al comercio exterior ha crecido para las Pymes: están diversificando su portfolio de clientes y proveedores y esto las hace más fuertes ante un posible vaivén económico, los cuales se han tornado cíclicos en la mayoría de los países de la región.
Dentro de este contexto, Brasil (el país más influyente de la región) merece un párrafo aparte. Posee la tasa de crecimiento sostenida más fuerte y ha aumentado considerablemente su productividad en los últimos años, superando a Rusia y acercándose a países como China e India. Es el país más industrializado del bloque, seguido por México. No obstante ello, Brasil resulta ser el país de la región en donde menos se utilizan las redes sociales para potenciar el negocio, por lo que todavía presenta importantes posibilidades de desarrollo en ese aspecto.

Pymes 2.0: Los nuevos empresarios del futuro

Actualmente, coexisten 2 modelos de negocios: las pymes de los rubros “tradicionales” y las denominadas Pymes 2.0
Las primeras deben coexistir en una lucha constante por la diferenciación, buscando constantemente nuevas e innovadoras formas de añadir valor o presentar nuevos servicios a sus clientes como método de diferenciación de la competencia. La mayor parte de este segmento ha efectuado, está efectuando o está por efectuar, algún tipo up-grade, en áreas tan diversas como: herramientas, instrumental y tecnologías, procesos, sistemas, ingeniería, canales de venta e-commerce, o bien se encuentran profesionalizando diversas áreas de la empresa, mediante la incorporación de nuevos recursos que introduzcan el know-how necesario. El tema radica en saber si está efectuando el up-grade correcto, en la magnitud requerida y con la velocidad necesaria. Incorporar un Custemer Service? Certificar normas de calidad? Balanced Scorecard? Web Services? Migrar a “la nube”? Móbile Services? ¿Quién guía al Ceo en estas decisiones? En el caso de las empresas familiares, este tipo de decisiones suele provocar un enfrentamiento generacional entre quienes mantienen la postura tradicional, que tantos frutos le ha dado, y la generación emergente, que defiende el cambio. A veces, la diferencia existente entre ambas posturas puede asemejarse a la que existe entre una brújula y un GPS. Más allá que este tipo de decisiones se tomen con mayor o menor atino, lo cierto es que, en su gran mayoría se toman “cuasi-intuitivamente” y no bajo el encuadre de una técnica específica de management que garantice la mejor decisión al respecto. A diferencia de los emprendedores que nos antecedieron, hoy contamos con muchas más respuestas a muchos más interrogantes que en el pasado, sin embargo, no existe igual cantidad de Ceos que se formulen las preguntas correctas para su empresa. La tendencia indica que los Ceos están recurriendo cada vez más a los servicios de consultoría especializada en pymes, para que los ayuden a realizar un diagnóstico profundo y los orienten en la elaboración de las estrategias más adecuadas para cada caso. Luego, los pasos subsiguientes (incorporar las técnicas, tecnologías y herramientas necesarias) muchas veces dependerá de la capacidad para obtener la financiación adecuada para materializar el proyecto. Si a todo esto le sumamos las dificultades propias del entorno y del mercado, el hecho de encarar este tipo de proyectos de actualización y modernización de la empresa (con la resistencia cultural que ello implica) se torna un proceso de una complejidad tal, que resultan muy pocas las empresas que logran atravesarlo sin dificultades.
Como contrapartida a esta situación, existe un embrión de jóvenes entrepreneurs, recién egresados de la facultad, que salen a aventurarse en el mercado munidos de nuevos conocimientos y con un know-how más avanzado: son los creadores de una nueva e incipiente generación de pymes 2.0 que viene a dar respuesta y soluciones a nuevos paradigmas, que todavía no se encuentran plenamente instaurados en la sociedad o en los mercados, pero que ya crean tendencia.
Un ejemplo de ello lo representan las empresas de software, que realizan su start-up incorporando la más moderna tecnología, cuentan -a los sumo- con 4 personas o menos (incluido el dueño) y que, por el número de personas empleadas, bien podrían clasificarse como una microempresa, en la definición tradicional. La inversión en equipos puede no ser más de US$3.000, pero sus ventas pueden ser superiores al millón de dólares anuales. Muchas se localizan en la casa del dueño, no tienen rótulo físico (sólo electrónico) no obstante, manejan y generan uno de los capitales con mayor tasa de crecimiento en el mundo y pertenecen a la llamada “nueva economía”. Son altamente competitivas en la industria de los servicios informáticos, los videojuegos, y en el sector de software de aplicaciones.
El surgimiento de esta nueva generación de empresarios plantea otros interrogantes: ¿Qué clase de Ceos aportará la generación Y? Los Ceos de la generación X se convirtieron en self made man. Fueron testigos de la aparición del fax, las computadoras, internet, la caída del muro de Berlín y el surgimiento de la aldea global. Supieron adaptarse a todos estos cambios y demostraron una capacidad de resiliencia admirable. Como contrapartida, la generación Y no ha tenido que atravesar todos estos cambios y nacieron con la plataforma de la generación X ya asimilada, lo cual pone en duda si poseerán cualidades de “piloto de tormenta” ante una crisis. No poseen la experiencia de haberlas atravesado (con el consiguiente desarrollo de competencias que eso conlleva), pero sí han heredado el conocimiento brindado por las soluciones aportadas por la generación precedente. Considero que resulta falso plantear una antinomia entre ambas concepciones, dado que no resultan excluyentes, si no que deben contemplarse como experiencias complementarias. Como siempre, los más sabios serán los que logren combinar los aspectos más positivos y ventajosos de ambas generaciones.


CONCLUSIONES

La globalización se ha convertido en un elemento clave para el crecimiento de las Pymes en América Latina. Esto trae aparejado, como conclusión lógica, que las mismas causas que actualmente se tornan en factores de éxito para algunos, se pueden convertir muy pronto en factores de fracaso para otros. Quienes posean la capacidad de reflejos para entender y adaptarse a estos cambios, desarrollando nuevas competencias en la empresa, serán los que tendrán mayores probabilidades de éxito.
La competitividad en las empresas Pyme es función directa de sus principios estratégicos, del bagaje cognoscitivo de su factor humano y de su organización. De esta conceptualización se deriva que la competitividad tiene como factores determinantes la capacidad de adecuarse constantemente a las nuevas condiciones del entorno, el cual -cada vez más- se encuentra determinado por factores tecnológicos más que por la oferta y la demanda, determinando el nivel temporal de su capacidad competitiva intrínseca.
Una empresa puede ser competitiva en el proceso de transformación y no serlo en el de distribución o tener gastos generales o financieros desproporcionados, o estar gravada por un exceso de personal, de estructura, etc.
La competitividad de las empresas Pymes reside en su capacidad para crear valor en el corto plazo. Esta creación de valor debe ampliarse a mediano plazo, lo que permitiría la permanencia de la empresa en el largo plazo.
Las mayores áreas de oportunidad están en construcción y servicios profesionales, que se brindan bajo la modalidad de outsourcing, en rubros tales como tecnología, mercadotecnia y consultoría/asesoría profesional.


• Fuente: Adrián Chiogna Publicado por Lic. Pablo S. Calderón Publicado en Management

No comments:

Post a Comment